Love.Style.Life Me enseñó 5 cosas y cambió mi vida: Reseña
- Bella Jones
- May 18, 2017
- 8 min read

Debo admitir que soy la peor clienta del mundo. Tengo varias razones, pero una de ellas que suelo juzgar un libro por su portada. Literalmente. Y no solo se trata de libros, sino de productos en general, pues no confío en objetos que no me atraen estéticamente. Lo sé, la peor.
¿Pero acaso han visto el libro del que estoy hablando? Estaba caminando por Anthropologie como niño en tienda de dulces, amando cada estante y cajón, cuando en la sección de papelería vi a esta joya relucir entre los demás libros. Instantáneamente caminé hacia él y tomé entre mis manos aquel sueño en rosa y dorado de todo diseñador. Y no, juzgar a un libro por su portada no es una de las 5 cosas que aprendí. No hagan eso en casa, niños. Pero muy aparte de este artículo, he ahí la importancia del diseño y del packaging en cuanto a un producto. Puede realmente diferenciarlos de las competencia, si es que planean hacer algo así. No lo sé.

Regresando a la historia, esa es básicamente la razón por la que lo cogí. Ahora, no es todo lo que basta para convencerme, lo abrí. Y cabe resaltar que en ese punto de mi vida estaba pasando por una etapa de cambio (en la cual sigo, para ser honesta, pero estaba en un punto diferente). Sin saberlo, estaba en busca de inspiración, de guía, pero no en la vida, sino en mi estilo. Sé que puede sonar cliché o frívolo o tal vez simplemente raro, pero en realidad siento que el estilo propio, tanto en ropa como en belleza, afecta increíblemente en mi vida. Tengo una teoría de eso, de la cual probablemente escriba posteriormente, porque tengo cosas que decir. Verdaderas cosas.
De nuevo regresando, lo abrí, y descubrí que 1, fue escrito por una francesa (en ese punto amaba todo lo francés, son reyes y reinas del estilo), 2, era como una historia y guía de estilo y vida, y 3, era igual de hermoso por dentro, con textos, ilustraciones, imágenes y entrevistas. Instantáneamente vendida. Y esa misma noche lo empecé a leer, en mi cuarto de hotel.
No quiero contarles todo el libro porque tengo la filosofía de no spoilers, pero básicamente se trata de Garance Doré, una ilustradora y bloggera francesa, de cómo llegó de un pueblo pequeño en Francia a Nueva York. Narra su historia, su experiencia dentro de la industria de la moda, y su filosofía de vida, contrastando también el estilo de vida parisino contra el newyorkino, lo cual por alguna razón me parece interesantísimo. Muestra enfoques de amor, riesgos, belleza y cuidado personal que fueron reveladores, pero no me quiero adelantar.

1. A pesar del miedo, toma riesgos
Si es que una cosa me di cuenta sobre la vida de Garance, es que estuvo definida por los riesgos que tomó, posiblemente en todos los aspectos de su vida posible. Cuando se estaba aburrida, estancada, o cuando sentía que algo simplemente no cuadraba bien en su vida. Cuando dejó la universidad, cuando abrió un blog en la época en la que aún no eran populares, cuando se mudó de ciudad. Y de mil maneras más.
Y en realidad me di cuenta de la importancia de esto recién cuando terminé de leer el libro, y me puse a pensar en su vida como totalidad, y me di cuenta de que es la cosa más interesante del mundo. De verdad. Ha hecho mil cosas, conocido cientos de personas interesantes, ido a decenas de lugares maravillosos, y todo por tomar riesgos que la sacaron de su zona de confort y llevaron su vida a otro nivel.
Reflexionando sobre el tema, me hizo querer tomar su consejo y ver cómo resultaba. Yo quiero una vida así de espontánea e interesante, llena de anécdotas que contar para cada ocasión. Sí, tengo miedo de fallar, de equivocarme, pero es inevitable preguntarme qué tan diferente sería mi vida si fuese solo un poco más atrevida. Si en vez de 0, tomase 1 o 2 riesgos. Si diera ese paso. Si estaría dispuesta a arriesgar todo lo que tengo por un futuro incierto en otro lugar. Y dentro de mí es algo que siempre voy a tener en cuenta.

2. La belleza crece
Hubo un punto de mi vida donde me sentía desesperanzada y triste porque miraba la imagen perfecta de las modelos y sentía que tenía que llegar a su alcance, que solo ahí sería feliz, y a pesar de todo, dentro de mí sabía que nunca llegaría a esa etapa. Así que en vez de enfrentarlo, porque tampoco sabía cómo, decidí ignorarlo y opacar el concepto de 'belleza' de mi vida.
Por una parte fue bueno, porque aquello me permitió crecer mucho más internamente, madurar, explorarme a mí misma en otros aspectos, descubrir hobbies, centrar mis relaciones humanas en lo más real y forjar amistades que van más allá de la piel. Pero por otra, y por un gran período de mi vida, nunca me sentí linda. Justo en esa etapa fue que mi cuerpo empezó a desarrollarse y me empezó a salir acne y me pusieron bracketts, y creo que fue demasiado para mí.
Porque más allá de no sentirme linda, estaba rezagada a eso, sentía que así era yo y que así sería siempre y no había manera de cruzar la raya. Sentía que existía una separación entre las otras chicas lindas, y yo. De nuevo, eso me permitió valorarme como persona, por lo que era realmente, lo cual fue genial porque es algo que mantengo hasta ahora, pero aún así sentía que no todo encajaba bien. Me sentía bien conmigo, cómoda, pero me faltaba algo.
Hasta que un día, años después, me pregunté a mí misma porqué no me dejaba ser linda. Tener el cabello arreglado, ponerme ropa bonita, ropa que me hiciera sentir bien. Y así, poco a poco, cambié mi vida. Y recuerdo un día, años después, mirándome al espejo. Por primera vez después de mucho tiempo, me sentí linda, me sentí bien con mi cuerpo, y conmigo misma. "Lo que sea que obtienes el día que naces, eres tú la que decide en quién te vas a convertir cada día. La belleza crece mientras crecemos en nosotros mismos."
Así que naturalmente, cuando leí esta frase de Garance, deseé inmensamente que me la hubieran dicho cuando tenía 11. Cuando me sentía perdida y triste, inconforme conmigo misma, anhelando una realidad inalcanzable, porque ahora sé que no es real. Ahora sé que es sumamente importante amar tu cuerpo, porque es con lo que vives, es parte intrínseca de ti. Ahora sé que la belleza se cultiva desde dentro, y crece mientras creces internamente. Esta parte no cambió mi vida en sí, pero me hizo entender mucho más el proceso por el que pasé, y me alienta a crecer tanto interna como físicamente para seguir mejorando mi vida.
3. La elegancia viene del corazón
Siempre he querido ser una persona elegante. Así que un día me puse a pensar ¿qué es realmente la elegancia? ¿Y de dónde viene? Porque no creía que radicaba únicamente en usar lentes de sol y labial rojo todo el día. O tacos y vestidos. Y más allá de saber dónde no estaba, quería saber dónde sí estaba.
En su libro, Garance afirma que la elegancia es más profunda que los modales o la etiqueta (eso es algo cultural). Dice que está en la manera en la que nos comportamos con los demás. Y que sin elegancia de corazón, no existe la elegancia.
Me di cuenta de que no es un lugar físico, ni objetos materiales. La elegancia se trata de cómo haces las cosas, de tus motivaciones, intenciones, de lo más profundo de tu ser. Se trata de apreciar y respetar. Está en los pequeños detalles: en las flores, en la manera en que saludas al personal, en la honestidad de tus palabras. Finalmente, está en la capacidad de reírte de ti misma, de saber que todos somos iguales, y respetar el orden de las cosas.
Se trata de entender.
4. Encuentra la paz con tu cuerpo y tu alimentación
Esta fue la lección mas inesperada de este libro, pero también la más constante en mi día a día, dado a que son temas eternamente presentes. En los espejos, en nuestra ropa, en nuestra mesa. Pero de no ser por este libro, aún no tendría la tranquilidad conmigo misma, aún estaría nerviosa, ansiosa, disgustada, estresada, buscando la felicidad en lugares que nunca encontraría. En un momento en el que ella no se sentía feliz con su cuerpo, narra cómo una conversación con una amiga en el Café de Flore cambió su manera de alimentarse.
'Lo que me chocó fue que ella había descubierto como nutrirse a sí misma, verla tan cómoda alrededor de la comida. Ahora, es lo que comía lo que me inspiró. Con sus preferencias, sus deseos, incluso su estilo de vida. Cómo no dejaba de comer las cosas que disfrutaba, como incluir el menú del Flore en su dieta. Cómo solo comer frutas en la mañana le permitía un almuerzo más pesado.'
Y entonces me di cuenta de que se trataba de equilibrios, conmigo misma y con la comida. Y empecé a aplicarlo a mis comidas. No me gusta llamarlo dieta, porque esa palabra me recuerda a sufrimiento, a dejar de comer bien por llegar a un objetivo que no vale la pena. Me hace pensar en depravación, en dejar de lado tu felicidad por tu físico.
Así que no, no hago dieta. Pero he encontrado comidas saludables que me encantan, y de las que disfruto cada bocado. He encontrado combinaciones exquisitas de sabores en jugos y ensaladas. Y tampoco he dejado de comer pizza, hamburguesas, papas fritas ni Coca Cola. Nunca podría dejarlas ir. Y con esa mezcla de comidas soy increíblemente feliz, y me mantengo en mi peso. Hago pactos conmigo misma para no sentir culpa ni perder la cabeza: como una fruta en vez de galletas, almuerzo ensalada y ceno hamburguesa, busco siempre lo mejor para mí, lo que personalmente me hace feliz y plena. Y con eso me siento tranquila, y en paz con mi consciencia.
Se trata de no solo cuidar mi mente, sino también mi cuerpo. Porque me gusta verlo sano, verlo saludable. Porque entiendo que es mío, y que estaré en él por muchos años. Me gusta darle lo que necesita, y también lo que le gusta.
Se trata de balance.

5. Enamórate de la vida
Posiblemente lo más importante de todo esto, y que se puede dar y reflejar desde distintos ángulos, todos positivos, todos complementarios en la felicidad personal. En una de las entrevistas que incluyó, hubo una con Diane von Furstenberg que me tocó dentro, muy dentro.
‘No siempre supe lo que quería hacer, pero sabía desde muy temprano que quería ser una mujer independiente, encargada de su propia vida. Que pudiera pagar sus boletas, y que no dependía de un hombre.’
Y es exactamente cómo me siento. Porque honestamente no sé lo que quiero hacer con mi vida. Tengo tantos sueños, pero simplemente no sé qué podría terminar haciendo. Pero a pesar de mi confusión, lo que dijo Diane es algo de lo que estoy convencidísima. No importa a dónde vaya, llevaré esas palabras conmigo.
En la página 84, Garance menciona cómo se enamoró de la industria en la que trabajaba una y otra vez. Amé su emocion, sus signos de exclamación, su ligereza, su intensidad. En realidad me hizo querer estar en esa posicion, la de amar intensamente lo que hago, tanto, que me emociones por cada pequeño detalle. Que cada segundo me haga feliz. Y en el inestable punto de mi vida que es ahora, con un futuro altamente indefinido y mucha preocupación, esa es definitivamente la meta a la que quiero llegar. No sé cómo lo haré, pero así quiero estar. Y no quiero que sea como el ‘objetivo final’ de mi vida, quiero que eso sea justo el inicio.

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