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Cómo bajé de peso sin darme cuenta

  • Bella Jones
  • Mar 13, 2017
  • 3 min read

La última vez que viaje sola a un país lejano por un período relativamente largo de tiempo, subí exagerados kilos. Por eso en este último viaje, temía que la historia se repitiera. Así que toda linda empaqué decidida ropa y zapatillas de deporte y me prometí a mi misma que saldría a correr mínimo tres veces por semana.

Ni siquiera toqué la ropa.

Y aún así bajé de peso.

Bueno, tampoco fue radical, fueron 2 kilos. Pero aún así, al inicio no lo creía.

La verdad es que al fin del viaje era incapaz de distinguir si había bajado o subido de peso. O si me había mantenido igual. No tenía idea. Y temía que haya sido la segunda opción, como me pasó una vez.

Ahora que lo pienso, no hice nada específicamente para bajar de peso, pero fue la unión de muchos factores lo que permitió que aquello suceda:

1.Usaba el bus para ir a todas partes

(Bueno, no el 100% de veces, pero sí la mayoría)

Para mi suerte, el servicio de bus es pésimo en Los Ángeles, así que habían pocas estaciones, y la mayoría quedaban lejos. Eso me obligaba a caminar a todas partes, lo cual al inicio me cansaba, ya que suelo ser una persona sedentaria que se mueve en carro a todas partes, pero con el tiempo me acostumbré, y los caminos se me hacían más cortos.

Por ejemplo, cada mañana y cada noche debía caminar 22 minutos hacia y desde la estación más cercana. Y sin contar las veces que caminaba media hora para llegar al centro comercial.

Era muy tacaña para taxis.

2.Tomaba agua todo el día

No tooodo el día, pero sí regularmente. Siempre llevaba una botella, que si se acababa, la rellenaba en los bebederos. Y lo más importante, en los almuerzos y cenas, en vez de gaseosas, limonadas o jugos, tomaba agua, acompañando mis comidas. A veces era más caro que las otras opciones, a veces más barato. Pero era lo más saludable, así que ese era mi autoperdón por no hacer ejercicio.

3.Intentaba comer saludablezco

Sí, no saludable, pero saludabezco.

Lo cual es un problema cuando no tienes las herramientas para cocinar, así que todo tiene que estar ya listo o casi listo. Y cuando no adoras las ensaladas.

¿Cómo sobreviví? Cientos de KIND bars, bananas, y sandwiches integrales de salami con queso muenster. Como pueden ver, lo que comía no era 100% saludable, pero más o menos. Lo intentaba. Compraba una barrita de blueberries en vez de papas fritas con queso cheddar. Pita chips en vez de oreos. Bowl en vez de burrito en Chipotle. Algunas ensaladas por ahí, algunos platos normales, pero nada excesivo. Desde ningún punto de vista.

Y como soy un ser humano que ama la comida, de vez en cuando una Coca Cola, unos fideos a la bolognesa, una doughnut.

Se trata de equilibros.

Y eso fue todo. Nada de tés milagrosos ni horas en la elíptica.

Mirando atrás, me di cuenta de que estar en forma no se trata de ir al gimnasio seguido ni de hacer dieta, porque no hice ninguna de esas cosas. Se trata del estilo de vida que llevas. De cómo te mueves, de cómo te alimentas. Todo se basa en las acciones que hacemos día a día. En las pequeñas decisiones. No de qué haces, sino del cómo lo haces.


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